El líder opositor cubano José Daniel Ferrer, preso político desde hace años y una de las voces más visibles de la disidencia en la isla, reveló en una carta manuscrita, fechada el 10 de septiembre, que aceptará marcharse al exilio tras meses de torturas, amenazas y presiones insoportables ejercidas por el régimen de La Habana contra él y su familia.
En el documento, difundido desde su celda, Ferrer afirma haber sido sometido durante años a "brutales golpizas, torturas, humillaciones, amenazas hasta de muerte y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes". Según denuncia, la dictadura cubana utilizó contra él a “esbirros y otros instrumentos de la peor tiranía que ha conocido el continente americano".
Nelva Ismaray Ortega, esposa de Ferrer, confirmó a Martí Noticias la autenticidad de la carta y aseguró que la decisión de aceptar el exilio fue tomada tras meses de torturas, golpizas y condiciones extremas de reclusión.
Presiones contra él y su familia
“Era la única salida para proteger a la familia y evitar que, en circunstancias tan inhumanas, terminara respondiendo con violencia. A pesar de todo lo que ha vivido, su compromiso con la lucha no violenta sigue intacto”, declaró.
Ortega denunció que el régimen ha intentado manipularlos con grabaciones y presiones para obligarlos a pedir un "diálogo" entre La Habana y Washington, a cambio de beneficios para la dictadura.
"Han querido manchar nuestra dignidad, desacreditar toda su trayectoria y obligarlo a claudicar. Pero José Daniel lo ha dejado claro: prefiere morir en prisión antes que rendirse. Su decisión de salir de Cuba fue tomada por amor a su familia, no por aceptar los juegos sucios del régimen", subrayó Ortega.
El opositor también relata en la carta que su familia ha sido víctima de la represión con el objetivo de obligarlo a abandonar Cuba o renunciar a su lucha no violenta en favor de la libertad, la democracia y los derechos humanos.
Durante los últimos meses, dice en la misiva, el ensañamiento en su contra se intensificó: golpizas más violentas, condiciones extremas de encarcelamiento, robos de alimentos y productos de aseo, y amenazas contra su esposa e hijos en la isla.
“Todo con la intención de obligarme a abandonar mi patria”, resume.
La decisión del exilio
Ferrer asegura que ya antes del último asalto a su vivienda, el 29 de abril, había considerado marcharse para poner a salvo a su esposa, Nelva Ismaray Ortega, y a sus hijos.
La decisión, explica, la tomó por la seguridad de su familia, pero también por la frustración de constatar la falta de efectividad de la oposición dentro de Cuba y por la creciente represión contra quienes se resisten a la dictadura.
“El constante hostigamiento de la Policía Política me llevó a aceptar la salida al exilio”, escribió.
El líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) denuncia, además, que el régimen intenta destruir su imagen a través de videos y grabaciones manipuladas, con los que buscan presentarlo como agente de la tiranía o como traidor a la causa.
Incluso, asegura que han intentado obligarlo a dirigirse a la Embajada de Estados Unidos o a la Iglesia Católica para pedir un diálogo que conduzca a la “vergonzosa negociación de otras veces”, en la que liberaciones de presos políticos se intercambian por concesiones y levantamientos de sanciones.
Entre la vida y la muerte
En un pasaje desgarrador, Ferrer advierte que su vida pende de un hilo en prisión.
“Quiero dejar claro que si mi vida y la de mi familia dependen de que me doblegue; prefiero mi muerte en este campo de concentración al estilo nazi antes que el sacrificio de mis principios”.
Ferrer reafirmó su confianza en “los buenos luchadores que aún quedan” dentro de la oposición en la isla y aseguró que continuará hasta alcanzar la victoria o morir en el intento.
El preso político señala directamente en la carta al jefe de la prisión de Mar Verde, Vladimir Pereda, como uno de los principales responsables de las golpizas y torturas que ha sufrido, junto a reclusos comunes usados como instrumentos de represión.
El opositor describe escenas en las que ha sido golpeado, aislado y robado de manera sistemática, sobreviviendo bajo condiciones extremas.
Un mensaje final
En su carta, Ferrer insiste en que nunca ha abandonado la vía pacífica y que su amor por la familia y por Cuba lo han sostenido en medio de tanto horror.
“El régimen se empeña en hacerme la vida imposible. Pero solo el amor y la lucha no violenta han hecho posible que mantenga la calma y la paciencia”, concluye.
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